Estados Unidos todavía es la economía número uno, aunque China avanzará más rápido en 2019. ¿Un nuevo rey que presumirá el trono finalmente? De ser así, ¿cómo serán ahora las reglas del juego? ¿Qué empresas asiáticas serán las protagonistas?
El mundo en el que vivimos es uno bipolar, en donde ya no se debate quién llegará a la Luna primero o qué potencia lanzará el primer misil, sino qué país impondrá el arancel más devastador para la economía rival o quién será acreedor de la empresa más valiosa del mercado.
Estados Unidos se mantiene como la principal potencia económica global, el país líder en tecnología, innovación e Inteligencia Artificial (I.A.), así como la potencia militar más poderosa.
Según datos de Statista, el PIB estadounidense alcanzó US$19.50 trillions en 2017 –y una proyección de US$20.51 trillions para 2018–; contra US$12.01 trillions de China en 2017 y un estimado de US$14.09 trillions el año pasado. Sin embargo, el gigante asiático triplicó el valor de su economía durante la década pasada, dejando de ser un espectador más para convertirse en un jugador clave en la geopolítica actual.
Si bien la economía china pronostica una marcada desaceleración en su crecimiento para 2019 –el más bajo del que se tiene registro desde la crisis del 2008, acentuado por la guerra arancelaria y el embate de la administración de Trump contra ZTE y Huawei durante el último trimestre de 2018–, el Fondo Monetario Internacional calcula el crecimiento de China en un 6.3% contra un 2.5% para Estados Unidos.
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